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Joaquim Planells: «Debemos tomar conciencia de sociedad y poner nuestro granito de arena, todos»

Entrevista Ocean Cats

Joaquim Planells es uno de los fundadores de Ocean Cats, el primer equipo de remo en llegar a Antigua y Barbuda después de recorrer las 3.000 millas náuticas (5000 km) que la separan de la Gomera (Canarias). Su experiencia en altamar le ha valido para impulsar el proyecto Escuelas Oceánicas, con el objetivo de concienciar a los más jóvenes sobre el grave problema que asola los océanos del planeta: los microplásticos.

¿Cómo empezó tu afición por el remo y qué es lo que más te atrae de ese deporte?

Todo empezó hace más de 15 años. Vivo en una localidad cerca de la costa, en Blanes y ahí se practicaba el remo tradicional, conocido como el Llaüt catalán o lo que serían las traineras del País Vasco. Este deporte ha ido evolucionando bastante en los últimos años, se ha ido haciendo más competitivo y esto es un gran aliciente. El propio remo es un aliciente, el practicar un deporte en un medio natural, en el mar. Además, la competición siempre me ha gustado mucho. Eran dos valores añadidos.

¿Qué supuso convertirte en campeón de España de Llaüt con el Club de Remo Santa Cristina en 2016?

Como decía, la competición fue evolucionando y al cabo de 10 años de práctica de remo conseguimos ganar el Campeonato de España de Llaüt. Fue un logro de todo el equipo y la culminación de un proyecto. El remo es un deporte muy exigente y sacrificado. Supone muchas horas de entrenamiento por tan solo unos minutos. Las regatas de remo de Llaüt eran de 1.400 metros y esto son seis minutos y pico. Estás todo el año entrenando para, al final, jugártelo todo en seis minutos y pico, como en las olimpiadas. Esto significa que el trabajo realizado a lo largo de varios años, cohesionando el equipo, construyendo una buena coordinación en la técnica y demás, dio sus frutos y, al final, logramos el oro.

Háblanos de Ocean Cats, ¿cuál es la vocación deportiva pero también ambiental de este proyecto?

Ocean Cats lo formamos cuatro miembros remeros: Sergi Franch, de l’Escala; Martín Ramírez de Palamós; Juanma Romero, de Lorca; y yo mismo, de Blanes. Los cuatro somos practicantes de remo desde hace muchos años, con lo cual teníamos claro que íbamos a buscar un proyecto de remo oceánico, que es una modalidad de remo extrema, para nada desarrollada en España, prácticamente inexistente aquí. Teníamos desde un inicio el objetivo de hacer largas distancias, en concreto, cruzar el Atlántico. Sabíamos que esto podría tener repercusión mediática y queríamos aprovechar esta inercia para dar a conocer la problemática que vivimos en nuestro día a día cuando practicamos remo de mar, que es el incremento de materiales plásticos y microplásticos. Quisimos involucrarnos medioambientalmente en este aspecto e intentar aportar nuestro granito de arena mediante distintas acciones, como la colaboración con la Universidad de Barcelona, en la que realizamos un muestreo científico de microplásticos, y también nuestra propia iniciativa, Escuelas Oceánicas, gracias a la cual hemos visitados distintos centros donde han asistido más de 600 chicos y chicas a los que hemos intentado sensibilizar en medio ambiente.

Con vuestro equipo de Ocean Cats os habéis proclamado campeones en una travesía de 3.000 millas a través del Atlántico. ¿Cómo te sentiste al llegar en primera posición a Antigua y Barbuda?

Me sentí relajado, después de 31 días remando. Te puedes imaginar, ha sido un proyecto de cuatro años en los que ya era un reto de por sí llegar a la salida, en este caso La Gomera (Canarias), porque involucraba tener una logística preparada, una embarcación, un soporte económico y una planificación deportiva. Luego solo faltaba disfrutar, aunque, la verdad, disfrutar poco. Estar 31 días en altamar, solos, sin ningún tipo de asistencia, no fue fácil. Hemos vivido todas las emociones, desde la alegría hasta la nostalgia y el miedo. Tuvimos que afrontar un temporal muy duro, durante las fiestas de Navidad, de tres días, en el que teníamos que concentrarnos en sobrevivir: remar, hidratarte, comer y descansar, y volver a remar, día y noche. Tuvimos percances como problemas en las baterías, también se nos rompió la orza, que es la parte que estabiliza el rumbo, y, al fin y al cabo, a mitad del Atlántico, decidimos dar un empujón más y nos situamos líderes en la regata, delante de las otras 42 embarcaciones, hasta llegar a Antigua, al cabo de 15 días. Estuvimos 31 días remando y llegar fue una satisfacción enorme. Ahí nos esperaban mi mujer y las de mis compañeros y fue una mezcla de sentimientos. Fue pletórico, fue un momento inolvidable.

En lo personal, ¿qué aprendizaje te llevas tras esta aventura?

En primer lugar, cuando decimos que el mar es una sopa de plástico, desde el sofá de casa podemos dudar de ello, pero si vamos a remar, veremos que cada vez hay más productos flotando como botellas de un solo uso, toallitas higiénicas o mascarillas, debido a la pandemia. En concreto, nosotros que nos hemos involucrado en los microplásticos, el desastre es todavía mayor porque durante nuestras travesías, como la de Cataluña a Balares, hicimos muestreos y encontramos muchos restos de microplásticos. Con lo cual, o tuvimos mucha suerte con nuestros muestreos -que no lo creo- o es que el mar está lleno de microplásticos. Y es algo grave porque estos plásticos entran en la cadena trófica y terminan en los peces y, posteriormente, en nuestros platos. Es algo a lo que se tiene que poner una solución y que muchos lo desconocen. Nuestra experiencia te hace tomar conciencia de la gravedad del problema.

¿Cuáles son los próximos objetivos?

Hemos podido cumplir todos los objetivos. Ha sido fenomenal poder cumplirlos. En cuatro años nos pusimos muchos objetivos, tanto medioambientales como deportivos; los hemos asumido todos y ha sido un gran logro. El proyecto Ocean Cats termina aquí, por todo lo alto que se podía esperar. Ahora nos abocaremos en la familia y quién dirá si en algunos años nos volveremos a ver. De momento, toca descansar.

¿Alguna reflexión final?

En cuanto a la problemática medioambiental, depende de nosotros. Nuestro día a día, nuestras pequeñas decisiones tienen un impacto. Si nosotros escogemos un modo de vida, que sea responsable medioambientalmente. Uno solo genera un impacto, pero todos unidos generamos mucho más. Debemos tomar conciencia de sociedad y poner nuestro granito de arena, todos.

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